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domingo, enero 2


  • No ha salido el sol
    y Ana y Miguel
    ya prenden llama.

    El mar que está loco por Ana, prefiere no mirar.
    Los celos no perdonan al agua, ni a las algas, ni a la sal.
    Al amanecer ya está Miguel sobre su barca.
    -Dame un beso amor, y espera quieta junto a la playa.

    Y el mar murmura en su lenguaje:
    -¡Maldito pescador! Despídete de ella, no quiero compartir su corazón-.

    Y llorar, y llorar, y llorar por él.
    Y esperar, y esperar, y esperar de pie
    en la orilla a que vuelva Miguel.

    Dicen en la aldea que esa roca blanca es Ana. 
    Cubierta de sal y de coral espera en la playa.
  • No esperes más niña de piedra.
    Miguel no va a volver.
    El mar le tiene preso por no querer cederle a una mujer.

  • Incluso hay gente que asegura que cuando hay tempestad,
    las olas las provoca Miguel luchando a muerte con el mar.



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